8/ miércoles - marzo de 2017

Semana 10. 67/298
Bermudo.

Una de las pioneras en la creación y desarrollo de internet fue también una de las primeras mujeres en salir desnuda en películas comerciales y la protagonista del primer orgasmo en el cine. Aparte de por rechazar el papel protagonista en una de las grandes películas de la historia del cine: Casablanca. Considerada en su juventud la mujer más bella de Hollywwod, Hedwin Eva Maria Kiesler, conocida como Hedy Lamarr, tuvo una vida que bien podía ser la trama de una de las películas de aventuras que protagonizó, aunque el mejor papel que representó fue lejos de la gran pantalla ya que destacó como inventora y precursora de lo que hoy conocemos como WiFi: el sistema de frecuencias que ella diseñó en los años 40 es usado en la actualidad en casi todos los dispositivos móviles con señal de internet inalambrico.

Nacida en 1914 en Viena, Capital del Imperio Austro-Húngaro, Hedwin Eva Maria Kiesler, hija de una pareja judia integrada por un banquero y una concertista de piano, inició su carrera cinematográfica antes de cumplir los 17 años, en la película Geld auf der Strasse, en 1930. Obtuvo pequeños papeles en un apr de filmes antes de aparecer en todo su explendor en la cinta checa Éxtasis, un largometraje en el que se incluian tomas con acercamientos inusuales a su rostro y pies, inusuales para aquella época. Estas secuencias causaron gran revuelo y aseguraron el éxito en taquilla. El público llenó las salas y la joven pasó de ser una desconocida a actriz famosa. La nueva estrella llamó la atención de Friedrich Mandl, un comerciante de armas, con el que se casó poco después. La joven acompañaba a su marido a sus reuniones de trabajo codeandose con personajes relevantes de la época y escuchando atentamente las explicaciones sobre el funcionamiento de los misiles y los sistemas de comunicación que vendía su marido mientras se preparaba la Segunda Guerra Mundial.

El matrimonio no marchaba bien y tras divorciarse con 23 partió hacía los Estados Unidos donde conoció al productor Louis B. Mayer, quien no solo le ofreció trabajo, sino también una nueva identidad: Hedy Lamarr, en honor a la estrella del cine mudo Barbara Lamarr. Había una importante razón para este cambio de nombre: pese a estar prohibida la película, varias copias de ëxtasis habína circulado por el país y el productor no quería que se asociara la nueva contratación con una adolescente que corría desnuda por los campos europeos. Durante su contrato protagonizó varias películas en tierras exóticas. Tras debutar en la cinta Argel (1938), en la que interpretaba a una joven que se enamora de un bandido de joyas en Marruecos, y Lady of the Tropics en 1939, alcanzó el éxito con el papel de Dalila en la cinta inspirada en la historia biblica Sanson y Dalila, dirigida por Cecil B. De Mille, y con la que recaudaron más de 12 millones de dólares, una cifra impresionante para esos días. Se retiró de la pantalla grande en 1958, con la cinta The Female Animal, cuando tebnía 44 años. Aunque tuvo una exitosa carrera en el cine, la carrera cinematográfica de Lamarr quedó marcada por un papel que rechazó: el de protagonizar Casablanca.

Hedy había conocido en el verano de 1940 al músico e inventor George Antheil, quien había desarrollado en Europa un sistema mecánico para sincronizar instrumentos en las bandas sonoras. Antheil, que se ganaba la vida escribiendo columnas de corazón para diversos periódicos además de componer, era vecino de Hedy con quien trabó amistad descubriendo que ambos tenían una pasión en común: los torpedos teledirigidos y la intervención de frecuencias que los controlaban. La actriz le explicó al músico sus ideas sobre sistemas que impidieran a los ejércitos rivales interferir las señales con las que se dirigían los torpedos, algo que había aprendido acompañando a su ex esposo Mandl a las reuniones en las que se discutía los detalle técnicos del armamento que este vendía, y Antheil le confesó algunas ideas concebidas durante sus experimentos. De inmediato la pareja se puso a trabajar sobre lo que hoy se conoce como tecnología de espectro ensanchado capaz de permitir comunicarse de manera segura en dispositivos inalambricos. En 1942, bajo el nombre de Hedy Kiesler Markey, obtuvo la patente número 2292387 por un "sistema de comunicaciones secreto", pero también nula respuesta por parte del ejército pese a que ambos inventores ofrecieron desinteresadamente su creación con tal de ayudar a los aliados a ganar la guerra frente a los nazis. En cambio, el ejercito pidió a Lamarr que colaborara con su imagen para recaudar fondos. La actriz aceptó en parte porque sus raíces judías le hacían ayudar a quien combatiera a Hitler, pero en el fondo se sintió humillada por ser más valorada por su belleza que por su inteligencia. Su sistema estaba muy adelantado a su tiempo. Fue utilizado en 1962, durante la Crisis de los Misiles con Cuba, aunque la patente había expirado tres años antes por lo que no recibió ninguna compensación. Aunque esta tecnología empezó a utilizarse con propósitos bélicos, a aprtir de la década de los años 80 se aplicó a los satélites de comunicaciones y posteriormente a la tecnología de los teléfonos móviles.

Hedy se retiró a vivir a Florida. Sus constantes divorcios, seis a lo largo de su vida, la dejaron en la ruina (tuvo que vender sus posesiones para poder pagar a los abogados) hasta el punto de ser descubierta robando en tiendas para poder subsistir. Lamarr se negó a ser fotografiada después de una mala cirugía plástica y envió a su hijo a recoger el premio que le concedió la Electronic Frontier Foundation en 1997, casi 50 años después de dar a conocer su invento. Hady Lamarr murió en enero de 2000 aunque su figura se recuerda por ser una de las mujeres más bellas de la historia del cine y, sobre todo, por ser una de las grandes inventoras del siglo XX.
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