27 / miércoles - noviembre de 2013

Semana 48. 332/34
Ramón Llull.

A diferencia de los termómetros de ambiente, los clínicos no miden la temperatura exterior. La diferencia fundamental entre unos y otros es de tipo constructivo, puesto que han de cumplir funciones diferentes. En primer lugar, el rango de temperaturas a medir difiere mucho en uno y otro caso. La del cuerpo humano sólo puede abarcar entre los 35 y os 42 grados, mientras que la de la atmósfera oscila entre aproximadamente 20 o 30 grados bajo cero y 50 positivos. Lógicamente, un termómetro de ambiente dividido con la misma escala que uno clínico sería larguísimo y completamente inmanejable. La solución consiste en diseñar los termómetros meteorológicos con un tubo capilar mucho más grueso: a igual incremento térmico, el mercurio asciende menos.
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