10 / viernes - diciembre de 2010

Semana 49. 344/21
Loreto.

Dejando aparte los años de las guerras mundiales, cuando fue escondida para su protección, la célebre obra de Leonardo da Vinci, la Gioconda, sólo ha dejado tres veces su casa parisina. La primera fue el 20 de agosto de 1911, cuando un ex guardia del museo, Vincenzo Perugia, entró en el Louvre a las siete de la mañana vestido con la bata del personal, descolgó el cuadro, lo extrajo del marco y se llevó la tela bajo la ropa. El escritor Guillaume Apollinaire y Pablo Picasso, entre otros, fueron detenidos como sospechosos. Finalmente la Mona Lisa apareció, dos años después, en Italia, cuando el ladrón intentaba venderla al director de la Galeria de los Uffizi, en Florencia; y fue devuelta a la capital francesa.

Posteriormente viajó en dos ocasiones, aunque esta vez para ser expuesta: a Estados Unidos, en 1962, y a Moscú y Tokio, en 1974. La razón de que esté en Francia y no en Italia es que Francisco I se la compró a Leonardo en 1517. El lienzo pasó a la residencia real de Fontainebleau y luego a Versalles, hasta su instalación definitiva en el Louvre tras la Revolución.

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