2 / martes - junio de 2009

Semana 23. 153/212
Marcelino.
Fiesta en Italia y Oviedo.

El filósofo griego Diógenes de Sinope, el cínico (Sinope 404 a.C.-323 a.C.) fue el discípulo más célebre de Antístenes, fundador de la escuela cínica. Su filosofía se basa en la afirmación de que el sabio debe tender a librarse de los deseos y reducir al mínimo sus necesidades. Por ello, caminaba siempre descalzo, vestía una única capa y dormía en un tonel o en los pórticos de los templos.

Cierto día, Alejandro Magno (Macedonia 356 a.C.-Babilonia 323 a.C.) admirando su forma de vida le preguntó si deseaba algo que él pudiera concederle. Diógenes le contestó: "Sí, que te apartes y no me quites el sol".

En otra ocasión vio a un niño que bebía agua con las manos y dijo "Este muchacho me ha enseñado que todavía tengo cosas superfluas" y entonces, tiró la escudilla que usaba para beber. Durante una lección de Zenón de Elea en la que negaba el movimiento, Diógenes se levantó y se puso a caminar. Profesaba un desprecio tan grande por la humanidad, que en una ocasión apareció en pleno día con una linterna por las calles de Atenas diciendo: "Busco un hombre". Los atenienses se burlaban de él, pero también le temían y respetaban.

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