Semana 2. 8/357
Máximo, Severino.
Antiguamente, a los emperadores, poetas y generales victoriosos se les coronaba con guirnaldas confeccionadas con hojas de laurel. Pero si, después de haber obtenido el triunfo y el reconocimiento general, dejaban de trabajar y de esforzarse, se decía que la persona en cuestión se había “dormido en los laureles”.
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