4 / martes - marzo de 2014

Semana 10. 63/302
Casimiro.

El óbolo fue la moneda de plata cuyo valor era la sexta parte de un dracma. Según las creencias religiosas de la Grecia antigua, los difuntos debían ser enterrados con un óbolo en los ojos o situado delante de la lengua para que al llegar al mundo subterráneo pudieran pagar a Caronte, que les llevaría en barca a través del rio Aqueronte. Los que no eran enterrados con la moneda tenían que esperar cien años en la ribera del río, una especie de purgatorio, hasta que Caronte accediera a transportarlos sin cobrar. Hoy día, el Óbolo de San Pedro son las donaciones de las diócesis y los cristianos católicos del mundo entero al papa.
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