28 / miércoles - octubre de 2009

Semana 44. 301/64
Simón. Judas Tadeo.
Fiesta en Grecia.

Además de ayudar a sujetar objetos, las huellas dactilares también mejoran la sensibilidad del tacto. Los pliegues en la piel de las yemas de los dedos ayudan a sentir texturas finas y diminutos objetos, según se publica en la edición de finales de enero de la revista Science. Cuando se pasa la yema del dedo por una superficie, se producen unas vibraciones epidérmicas entre estos pliegues. Los investigadores han creado un sensor mecánico para saber cómo se traducen estas vibraciones en una sensación real procesada por el cerebro.

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