28 / domingo - junio de 2009

Semana 26. 179/186
Ireneo.


El Zar ruso Pedro I, el Grande, decidió en 1698 que sus súbditos debían seguir la moda europea y dejar de llevar barba. Para que así fuera, promulgó un decreto que obligaba a casi todos los hombres a afeitarse la barba. Los únicos que se salvaban de la imposición eran los sacerdotes y los campesinos, que podían hacer lo que quisieran. El resto, en cambio,, si quería seguir luciendo el masculino atributo, tenía que pagar un impuesto. El precio establecido fue de mil rublos “por barba” para los nobles y un kopek (fracción de rublo) para el resto del pueblo.

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